Teniendo en cuenta la pecualiaridad del formato de Una mà de contes, los bocetos y los story boards también deben tener en cuenta la acción a la hora de realizar las ilustraciones y el orden en que tendrán lugar. Un orden que no solo se refiere a los aspectos técnicos. Dibujar antes o después un fondo o una figura, aplicar el color o la línea antes o después tiene mucho que ver con el comportamineto de los materiales y los soportes, con la complegidad y la accesibilidad en el gesto en el momento de ejecutar un trazo o de manchar el soporte. PEro también tendría que ver, en nuestro caso, con el componente dramático de la narración a la hora de desarrollar la acción de la historia.
Es por ello que tanto los bocetos, como los story boards están repletos de anotaciones complementarias aludiendo al orden de aparición o a qué parte de la ilustración puede venir ya preparada o se ejecuta ante las cámaras durante el rodage. Aunque en general la imagen resultante es una imagen gráfica estática, una ilustración, un dibujo, en realidad estamos trabajando con una metodología similar a la que se aplica con actores. En nuestro caso, el personaje principal es la mano y el valor dramático de dicho personaje, en lugar de ser una acción mas o menos convencional, es aquello que la ilustración pretende representar.
Podemos decir que la imagen que finalmente queda registrada ya ha sido de alguna manera dibujada antes. En algunas ocasiones dichas ilustraciones son copias ejecutadas ante cámara, de las pruebas y bocetos realizados con anterioridad. Así, podemos decir que esa imagen final que queda registrada ya estaba en potencia en el gesto de quien la produce. Los movimientos de las manos gestionando materiales y herramientas ya han sido ensayados con anterioridad.




Boceto preparatorio. Obra de William Turner Turner, 1775-1851. (La luz es color. Museu Nacional d’Art de Catalunya, 20 de Maig, 11 de Setembre de 2022) Podemos apreciar las anotaciones numéricas, relacionadas con el proceso de ejecución de la obra.


Ejemplos de Storyboards cinematográficos. The Birds (1963) de Alfred Hitchcock y Citicen Kane (1941) Orson Welles. Ambos con indicaciones relacionadas con los movimientos de los actores y las posiciones de cámara.
Respecto a los bocetos, es interesante comprovar las diferencias entre los ejemplos aquí publicados con el resultado final en la obra acabada (activar enlaces para ver el capítulo correspondiente). En más de una ocasión podemos comprovar cómo el valor gráfico de cada imagen varía. Algunos dibujos preparatorios son mucho más interesantes que los definitivos registrados en video. La espontaneidad y la libertad de saber que no es una obra definitiva da lugar a veces a una mayor creatividad. Y al contrario: durante la grabación llegan a descubrirse soluciones que no estaban previstas, fruto de la maduración, el reposo de lo ya ensayado y la tensión del momento de ejecución. De manera que podemos llegar a decir que esa imagen que vemos al final del proceso como algo cerrado, no es en realidad sino el fruto de un proceso, un corte discrecional en un fluir que queda interrumpido en el momento de la entrega al público, de la grabación. Pero que en rigor podría continuar y generar nuevas soluciones. Así, esa imagen escogida en ese momento, esa obra pertenece a un contexto, a un momento, a unas circunstancias que, finalmente, son las causantes de dicho corte, de dicha interrupción. Es por ello que decimos que una obra queda ligada a su tiempo. Lo que nos atrae de ellos, de los bocetos, no es solo la posibilidad de acceder, de desvelar el secreto una forma que se presenta ya como algo sellado, cerrado. Vemos en ellos el proceso de creación, el tiempo que aparentemente quedará detenido, atrapado, en el hieratismo de la obra final. Los bocetos aparecen entonces como momentos priveligiados, testimonios de ese fluir.

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